«El verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo».
Jorge Luis Borges

En esta página plasmo las reseñas de los libro que he leído. Algunos serán de mi agrado otros no tanto, sin embargo, todos tienen algo valioso que rescatar… como la vida misma. No solo podrían servirle al lector interesado, también realizo el esfuerzo como un ejercicio académico de síntesis, entrenamiento neuronal y método para engañar a mi inevitable mala memoria.
Espero que les sea de utilidad.
INCERTIDUMBRE: Cinco ensayos para entender nuestro tiempo.
Editorial Planeta, 163 páginas.

Los cambios por los que actualmente atraviesa la civilización son profundos y desconcertantes. Si, crean mucha INCERTIDUMBRE.
Escrito de manera que pueda ser entendido por el amplio público, Francisco Sagasti, expresidente del Perú, nos entrega su teoría sobre estos cambios, herramientas para entenderlos y maneras de poder enfrentarlos. A los cínicos les podría parecer un libro idealista, sin embargo, está lleno de valiosas observaciones útiles para el análisis del desconcertante Perú de la actualidad.
A través de cinco ensayos, Sagasti analiza esta etapa de cambios globales desde la perspectiva de Francis Bacon, quien afirmaba que el avance de la civilización y el mejoramiento de la condición humana, dependería del dominio de la naturaleza, la transformación de los recursos y la generación de riqueza y bienestar. Por eso, Bacon es considerado el padre del empirismo que marcó el alejamiento de la escolástica y el principio de la era moderna. Contradictoriamente, el éxito de los principios Baconianos, el avance científico, el enorme crecimiento industrial y la generación de riqueza, jamás estuvo acompañada de los principios de «racionalidad y justicia», su enorme éxito viene creando los severos problemas sociales, injusticia económica y destrucción del medio ambiente que hoy sufrimos. Mediante un enfoque paradójico, Sagasti explica como la explosión de las comunicaciones viene produciendo la separación—y enfrentamiento tribal— de los grupos humanos y políticos, fenómeno al que denomina «orden global fracturado». Lo explica desde el análisis de tres dominios: dominio local, dominio de redes y dominio global; advierte sobre el enorme poder corporativo privado que viene sobrepasando al de los Estados, el control del discurso en las comunicaciones, que va más allá de la censura y se basa en la manipulación de la información a los intereses particulares; y el actual deterioro de las formas democráticas que vienen dando paso a gobernantes y políticos autoritarios, que actúan en nombre de una falsa democracia. Vivimos la transición hacia una era post-baconiana.
Sagasti también pretende dar al lector las bases, las herramientas para librarnos de la paradoja. Para ello, recopila la sabiduría y consejos de diversos autores y de su propia experiencia como gobernante del difícil Perú. Sin embargo, los postulados tienen una inherente dificultad: el rescate de la democracia y la salvación de lo que queda de la civilización, depende de los valores que tengan los gobernantes. El lector inteligente no podrá evitar sentir escepticismo y Sagasti lo sabe, por ello nos brinda un ensayo completo sobre la confianza y como generarla.
El autor, no solo es un académico de larga y fecunda producción, es un político honesto y adelantado al tiempo que vivimos; se puede decir que él mismo representa una paradoja: en un país cuyos presidentes son corruptos, ignorantes, insensibles y culminan su gestión en la cárcel, Sagasti sigue produciendo sabiduría en búsqueda de contrarrestar las adversidades.
EL SILENCIO DE LAS JACARANDAS
Reseña del libro de la doctora Inmaculada Lergo

Inmaculada Lergo nos presenta su última obra, que es un magnífico viaje por los pensamientos, sentimientos y las intimidades de la autora. Por ello lo subtitula «Diario de Viaje». Efectivamente, Lergo nos lleva en el viaje literario por sus vivencias entre su natal España (Sevilla) y sus frecuentes viajes a Latinoamérica como crítica literaria, editora, filóloga y escritora. Esta última ocupación la consagra como, posiblemente, una de las plumas más finas y delicadas de la lengua española actual. Lergo, no solo escribe con minucioso detalle de estilo, sino que emplea con magistral imaginación los numerosos y humildes signos de puntuación de la lengua, demostrando la enorme riqueza y posibilidad del castellano. Escrito en forma de misiva, Lergo nos habla con las palabras, el sentimiento, la sinceridad de una amiga y en complicidad íntima con el lector que sentirá que la autora pareciera haber escrito sólo para él, un mensaje lleno de amor.
Sin embargo, la autora no cae en la ingenuidad del sentimentalismo superficial. Todo lo contrario, cada tema que explora, cada reflexión viene acompañada de un profundo conocimiento de la literatura, de la sociedad y sus problemas. Pone de manifiesto sensibilidad y profundidad en la observación y el análisis sociológico de los países en los que trabaja, vive y visita. Obviamente, mi favorita ha sido la delicada interpretación de la realidad de mi país, el Perú. En la otra dimensión del libro, inserta entre relatos el análisis de importantes obras literarias de la poesía y de la prosa hispánica, lecturas que producirán en el lector el irresistible deseo de leerlas a todas. Por eso, considero que El Silencio de las Jacarandas también posee una dimensión docente que es reflejo del enorme bagaje profesional de Lergo. Finalmente, nos regala hermosas intimidades, nos hace cómplice de sus memorias, deseos, sentimientos, vivencias y su aprecio por la literatura. Inmaculada es, fabulosamente contagiosa, deliciosamente amena y una consumada artista de la lengua de Cervantes.


«MY SECRET FALKLANDS WAR»

Sidney Edwards

Edwards, Sidney. My Secret Falklands War. Sussex, England. Book Guild Publishing. 2014. ISBN 978 1 909716 27 8
Coronel de la Royal Air Force, Sidney Edwards describe su participación durante la Guerra de las Malvinas o Falklands War (depende del ángulo del que se mire) en el año 1982. En el libro Edwards reconoce el activo apoyo chileno a las operaciones británicas de inteligencia, específicamente al facilitar el empleo de una remota pista de aterrizaje en un archipiélago denominado San Félix, el uso de radares y posiciones estratégicas en suelo chileno y cooperación en operaciones de inteligencia; todo ello a cambio de varias prebendas y la reparación y entrega de un mayor número de aviones Hawker Hunter para la FACH, y para que los militares chilenos puedan reforzar su paranoico escenario de dos frentes entre Argentina y Perú.
Describe la cobertura del radar chileno de Punta Arenas, el que era capaz de detectar los movimientos aéreos militares argentinos en Ushuaia, Río Gallegos, Río Grande y Comodoro Rivadavia; la coordinación y envío de un equipo de la SAS hacia Santiago para asegurar comunicaciones satelitales (SATCOM); capacidad que ayudó a prevenir mayor cantidad de pérdidas por las acciones enemigas evitando la derrota británica. Esto es dato crucial en la historia de aquel conflicto.
Una de las revelaciones más interesantes es la descripción de las instalaciones militares chilenas en la isla San Félix, dejemos que el propio Edwards lo narre:
“El general Rodríguez[1] y yo nos reunimos nuevamente con el comandante de la base para poder completar la última parte de mi inspección a las instalaciones de San Félix. Mientras nos subíamos al vehículo el general Rodríguez me recordó el comentario que hice mientras volábamos hacia la isla, de que esta se parecía a una locación de una película de James Bond. Me dijo que ahora me daría cuenta de que real habría sido mi comentario. Nos dirigimos hacia el otro lado de la isla, muy lejos de la pista de aterrizaje, hacia un afloramiento de rocas. Mientras nos acercábamos pude ver un espacio entre las rocas, en la cual había una apertura hacia una cueva. Dejamos el vehículo y caminamos a través de la apertura hacia la entrada a la cueva, de inmediato ingresamos a una enorme caverna y pudimos observar hacia abajo una bahía subterránea al más puro estilo James Bond.
Había un canal de agua profunda que venía del mar abierto que llevaba hacia muelles y amarraderos para varios buques de superficie o submarinos. Esta bahía estaba provista del usual equipamiento de una base naval incluidos puntos de recarga de combustible, almacenes, talleres, grúas, edificios varios y luces. Nada era visible desde el aire y el espesor de la roca en el techo daba excelente protección de un ataque aéreo. Le dije al general Rodríguez y al comandante de la base[2] lo impresionado que estaba con estas instalaciones y diciéndole en broma al general Rodríguez de que él debe ser un gran fanático de james Bond. A continuación, en la discusión más seria mis anfitriones pensaron que, dependiendo de lo conversado con sus superiores, nosotros encontraríamos muy útil este activo” (cap.7).
De ser cierto el relato de Edwards, San Félix se convirtió en base de operaciones de los aviones Nimrod ELINT (inteligencia electrónica) y posiblemente, un misterio para la inteligencia peruana de aquella época. Las operaciones eran apoyadas por un C-130 de la RAF pintado con las marcas y colores de la FACH para despistar los esfuerzos de inteligencia. Los Nimrod recargaban combustible en la base de Concepción durante las noches. Mediante vuelos a gran altura sobre los Andes y el Atlántico sur, recolectaron valiosa información electrónica de las operaciones argentinas. Narra que, durante el retorno de una misión, el Nimrod estuvo a punto de ser derribado por las propias fuerzas chilenas; asegura que el incidente habría producido la pérdida del avión espía, el fin de las operaciones clandestinas británicas en Chile y probablemente la derrota de sus fuerzas. Edwards también reconoce que la inteligencia chilena, en manos del gobierno dictatorial de Augusto Pinochet, amenazó a periodistas que investigaban las operaciones clandestinas británicas:
“Al parecer, después de mi comentario a Patricio, dos hombres muy corpulentos y feos vestidos de civil habían visitado a este reportero en su habitación de hotel. Le mostraron que estaban armados y hablaron con mucha atención. Le explicaron que, si no abandonaba la zona de inmediato, no podían garantizar su seguridad. También le dijeron que, si alguna vez hablaba de su visita o de la conversación, se arrepentiría porque tenían formas de encontrarlo en cualquier lugar de Chile o en cualquier otro lugar” (cap. 8).
Además de las coordinaciones con las autoridades chilenas, Edwards afirma que organizó y participó en una real operación de inteligencia con un miembro de la SAS y un oficial chileno para espiar el puerto de Ushuaia. Sin embargo, es una historia poco creíble ya que no incluye ningún detalle, extraña omisión de alguien que ha contado con detalle operaciones más importantes. También describe la participación del comandante Ian Reilly, piloto de Jaguars (avión caza británico) y asesor de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, quien llegó para reemplazarlo temporalmente. Esto evidencia las numerosas y antiguas sospechas peruanas de que militares extranjeros han estado activamente involucrados en el asesoramiento, instrucción y posiblemente, operación en las fuerzas aéreas adversarias.
A su retorno a Gran Bretaña, Edwards indica que fue condecorado y que se le invitó a regresar a Chile para continuar la labor de seguir reforzando los lazos de colaboración en inteligencia:
“Por lo tanto, era de nuestro interés ayudar a Chile a fortalecerse militarmente y, al mismo tiempo, desarrollar aún más nuestra capacidad de inteligencia contra Argentina” (cap. 12).
My Secret Falklands War es un libro de esencial lectura para historiadores y, principalmente, miembros de la comunidad de inteligencia.
[1] General FACH Vicente Rodríguez, jefe de inteligencia FACH
[2] No menciona el nombre del oficial, pero estaba bajo el comando del Almirante Toribino Merino citado como comandante de la armada en 1982.
«LA MALDICIÓN DEL SERPENTÍN DE PASAMAYO»
Julio Valdez Pomareda

Se trata de la primera entrega del novel escritor Julio Valdez Pomareda, que con ágil pluma nos regala una interesante y divertida obra, la que yo calificaría como una novela de acción. Uno de esos libros que se leen de un solo golpe y redondean bien su final. Para no adelantar la trama, solo mencionaré que el autor va presentando a los más variados y disímiles personajes entre periodistas, sacerdotes, chamanes, brujas y policías, que se ven envueltos en un imaginativo misterio que involucra a antiguas culturas del Perú, un particular accidente geográfico (la variante de Pasamayo en el distrito de Ancón), fuerzas sobrenaturales y el poder divino. El relato empieza con un ritmo algo pausado y con cierto formalismo académico, pero conforme avanza la obra, la pluma imprime aceleración, aumentando el bien logrado suspenso hasta llegar a un sorpresivo y sobrenatural clímax.
Es probable que el origen profesional de Julio Valdez como piloto militar, le imprima un estilo particular a su escritura. El piloto lleva la aeronave con suavidad hasta la cabecera de pista, luego, exige la máxima potencia a los rugientes motores acelerando la nave hasta colgarse del cielo. Similar sensación al leer: La Maldición del Serpentín de Pasamayo.
«CIEN CUYES»

Gustavo Rodriguez

Advertencia: La presente reseña no contiene spoilers (por lo que deberá leer la novela para conocer el sorprendente final).
Gustavo Rodríguez se hace acreedor al Premio Alfaguara 2023 con esta interesante novela, demostrando un estilo ágil que facilita su lectura. El Premio Alfaguara es el más grande galardón de la literatura hispanoamericana. Crea esta hermosa novela alrededor del proceso del envejecimiento humano y el inevitable horizonte de la muerte. Construye a sus personajes en dos niveles sociales, desde el popular en donde habita la protagonista y su familia y, el de los privilegiados, ancianos que sufren el abandono y olvido de sus familiares. A los protagonistas los une un plan, un terrible plan, sorpresa que se develará en el desenlace de la narración, aunque el autor lo contrabandea mediante algunas frases sueltas, casi desapercibidas pero presentes como en un misterioso juego, que al final nos llevará a un escatológico desenlace.
Entre los personajes tenemos a Eufrasia Vela, humilde mujer oriunda de Simbal (La Libertad), aficionada al cine, trabajadora, y compasiva. Doña Carmen es una vieja pituca que ha sido abandonada por su hijo Eduardo, un sujeto desagradecido que no la visita jamás y la aquejan intensos dolores que alivia ingiriendo tramadol. Jack Harrison, un médico y personaje real inspirado en el suegro del autor. Sufre de una severa parálisis facial que lo hunde en la vergüenza. Es vecino en el mismo edificio que Doña Carmen. Es un señor muy crítico de la banalidad y altanería de las conservadoras familias limeñas y no pierde oportunidad para despreciar el conservadurismo católico peruano. Le llaman cariñosamente: “Jack el Destilador”. Doña Pollo, cuyo nombre es Leticia Ruiz Mujica, amiga de Carmen y clienta de Eufrasia, es residente en un albergue para ancianos. El tío Miguelito: ex Tablista cuyos sobrinos son Liliana y Martincito. Giacomo Sanguinetti, un viejo capitán de navío de la armada, ultraconservador que ve comunistas bajo las piedras, Alfredo Tanaka, Ubaldo y los gemelos Hernández y Fernández.
El autor hace uso de líneas con severa crítica social y política como: el acoso sexual a las mujeres. Hace uso del neologismo político de moda “caviar” definiéndolo como: “para los peruanos conservadores de clase acomodada, no era más que un progresista traidor a su clase”; critica la indiscriminada construcción de edificios, en una Lima que pierde encanto y horizonte. Analiza el conservadurismo eclesial y las banales críticas de los purpurados peruanos a manifestaciones culturales; el choque de los inmigrantes con las modernidades que solo existen en la centralísima Lima, entre otras. Adicionalmente, Rodríguez emplea referencias al cine y a la música para construir el interior, la psiquis de sus personajes. Los cuyes (mencionados en el nombre de la obra y a lo largo de ésta) constituyen la metáfora del capital necesario para lograr cosas materiales en la vida. Al final, Eufrasia logra reunir los diez cuyes, sumatoria que dará el nombre a la obra.
FRASES INTERESANTES
“…porque lo único peor que el miedo a ser un viejo solitario es el miedo a ser un viejo solitario y sin dinero”.
“Llega una edad en que la felicidad consiste en que nada te duela demasiado”.
“—Aquí los hijos de ingleses y de gringos siempre han valido más que los hijos de cualquiera —se lamentó—. Le ponen Inca Kola a su gaseosa y todos aplauden como idiotas”.
“Se le ocurrió que quizá la vida fuera un ascenso corto y encerrado para unos, y uno largo y panorámico para otros”.
“—Cada vez que el mar me ha mirado, me ha visto con los hombres que he amado (Carmen)”.
“¿Se podía estar en lo cierto cuando todo un país parecía contradecirte?”
“…a las personas, incluso a las más queridas, se las va olvidando en la medida que nos son menos útiles”.
“todo ser que ha nacido lleva consigo la muerte”.
«EL MUNDO QUE VIMOS ARDER»

Renato Cisneros

Renato Cisneros nos regala una nueva novela con su acostumbrada calidad. “El mundo que vimos arder” transcurre entre dos líneas de tiempo distintas, un narrador en primera persona que personifica al Alter Ego del autor y otro personaje narrado en tercera persona, Matías Giurato Roeder natural de Trujillo durante tiempos previos a la II Guerra Mundial.
El Alter Ego describe sus experiencias en el Madrid actual, su azarosa vida con Erika, su exesposa alemana y un curioso encuentro con un taxista peruano durante uno de sus viajes a Madrid. En segunda línea, narra la vida de Matías, joven trujillano, de padre Italiano y madre alemana, cuyo abusivo y delincuente padre maltrató a madre e hijo durante una sórdida niñez, de la que finalmente escapa. Matías abandona el hogar de la Hacienda Chiclin (valle de Chicama en La Libertad) partiendo hacia Nueva York a bordo de un vapor. Durante la larga travesía conoce al señor Gordon Clifford, un acaudalado banquero con muy buenas conexiones quien toma bajo su tutela a un sorprendido y agradecido Matías. Luego de unos años deambulando por Nueva York, Matías decide enlistarse en la fuerza aérea en donde es asignado a un grupo de bombardeo en Gran Bretaña que ya sufría los estragos de la Segunda Guerra Mundial.
Durante dos largos años, Matías participa en la espantosa guerra bombardeando blancos sobre Francia y Alemania. La última misión en la que participa es la «Operación Gomorra», un nutrido bombardeo que se extendió a lo largo de una semana sobre la ciudad portuaria de Hamburgo, lugar de residencia de su desconocida familia materna, la que anhelaba conocer desde niño. Finalmente, la destrucción de Hamburgo y de su familia produjo el descalabro psicológico de Mateo que lo devolvió a Nueva York en calidad de paciente mental.
Gordon Clifford logró rescatar al muchacho del sanatorio poniéndolo en las manos de un Arzobispo quien lo envió a residir a un seminario. Al finalizar la guerra y ya con la mente más recuperada Matías pidió viajar a Hamburgo para busca a la familia que anhelaba conocer. Sin embargo, el Arzobispo pensó que la ayuda que Matías podría brindar a los supervivientes sería mejor en una pequeña población de Italia, que había sufrido de una devastación similar por el bombardeo aliado.
Como aviador retirado debo reconocer que Cisneros construye con excelente realismo las experiencias de los bombarderos (las tripulaciones aéreas), las peligrosas misiones, las contradicciones y los sentimientos encontrados de los protagonistas, el sufrimiento, la alegría y la vida de escuadrón, experiencias que me resultan muy familiares. Asimismo, su Alter Ego hace un acertado análisis de la actualidad peruana, la política, la psicología social y el histerismo que seguimos viviendo en una sociedad cada vez mas desconectada y dividida.
Cisneros toca aspectos muy interesantes que me eran desconocidos. Uno de ellos fue la descripción de una apatía social o una desconexión general de los norteamericanos con la guerra, aparte de los esfuerzos de propaganda y recolección de objetos para el reciclaje. Cisneros describe la superficial filosofía de la prosperidad nacional resumida en la frase “hacer patria”, apelación del forajido padre de Mateo para obligar a que su hijo regrese.
La descripción de los bombardeos y sus efectos sobre la ciudad de Hamburgo, también están magistralmente descritos. Emplea al pavoroso incendio de Mesa Redonda el año 2001 como símil literario para que el lector entienda la magnitud de la desgracia. Sospecho que solo un testigo de la tragedia podría describirlo con tanta fidelidad y con detalles desconocidos.
Les recomiendo la lectura de la novela. Es muy amena, sencilla, pero no simple, para nada simple.
Los dejo con una cita textual de la novela, que sirve para sacudir la nacional proclividad hacia la autocomplacencia:
“Es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad”
«EL CLAN DE LOS BOMBARDEROS»

Malcom Gladwell

Se trata de una investigación histórica sobre la evolución del uso del arma aérea como plataforma para el lanzamiento de bombas, desde el período de entreguerras hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Es un libro histórico que, sin embargo, contiene relevantes datos técnicos que nos permite entender los complejos factores físicos que involucran el lanzamiento de un objeto desde una aeronave en movimiento.
Maxwell separa la investigación en dos partes principales:
En la primera, describe el desarrollo de la tecnología y las tácticas para el lanzamiento de bombas con precisión. Esta idea era contraria al sentido común de la época durante la cual, se privilegiaba el lanzamiento masivo e indiscriminado de bombas como única opción viable. Un selecto grupo de pilotos norteamericanos, a quienes llamaban con cierta sorna, “el clan (o la mafia) de los bombarderos”, que fueron aviadores de pensamiento muy independiente y creativo, intentaron cambiar esta idea. Para lograrlo se vieron obligados a alejarse tanto del ejército como de la marina de los Estados Unidos, armas de cultura tradicionalista y conservadora, quienes no llegaban a comprender la evolución y el potencial de las aeronaves. Recordemos que antes de la segunda guerra Mundial, el Cuerpo Aéreo de los Estados Unidos, predecesor de la Fuerza Aérea, era una rama del Ejército de ese país. Estos militares rebeldes o “revolucionarios”, crearon la Escuela Táctica del Cuerpo Aéreo, en una remota instalación en la calurosa Alabama, llamada Maxwell Field. Hoy en día es la sede de la prestigiosa Universidad del Aire de los Estados Unidos. La filosofía de este grupo radicaba en la creencia de que un lanzamiento de bombas, con máxima precisión, dañando instalaciones críticas para el enemigo, podría acabar con su fuerza y voluntad de lucha. Como mencioné antes, esto contradecía la idea imperante del bombardeo en masa, sin discriminar objetivos militares y civiles.
El libro también recoge la historia del desarrollo de la sobreestimada mira Norden (Invento de Carl Norden cuya historia se narra), un artilugio mecánico de 25 kilos, que no era más que una computadora analógica que realizaba los complejos cálculos matemáticos para el lanzamiento de las bombas, prometiendo una supuesta, gran precisión. Nos narra el empleo de los bombarderos durante la campaña europea, la llegada de los escuadrones norteamericanos a Gran Bretaña, las primeras fricciones con los aviadores británicos debido a la contradictoria táctica de empleo y finalmente, el resultado de aquellas ideas, es decir, la medición de los efectos de los bombardeos sobre la Alemania Nazi. La historia se torna dramática cuando los comandantes deben enfrentar la realidad de la guerra, las reacciones, comportamiento y sacrificio de las tripulaciones aéreas; las sorpresivas limitaciones técnicas de la costosísima mira Norden y el cuasi fracaso de los bombardeos de precisión.
En la Segunda Parte nos trasladamos al teatro de operaciones del Pacífico donde Estados Unidos libraba una, geográficamente muy extensa guerra contra el Japón. Las grandes distancias obligaron al desarrollo de aviones con mayor alcance y capacidad. La respuesta norteamericana fue el desarrollo del avión B-29, el más grande de su época. Sin embargo, la celeridad del proyecto hizo que sufriera serias fallas de motor y los problemas en las tripulaciones obligadas a navegar por muchas horas en la vastedad del Pacífico, lo que produjo la perdida de muchas unidades. Los esperados ataques a Tokio resultaron ser casi inútiles durante los meses de operaciones a cargo del general Haywood Hansell, fundador del “Clan de Los Bombarderos”. Debido a los pobres resultados, Hansell fue relevado por el general Curtiss Le May. Gladwell describe minuciosamente la personalidad de este icónico aviador norteamericano. Le May arrojó al traste las nuevas ideas, acabó con el idealismo de la precisión sostenida por el “Clan de los Bombarderos”, adoptó las tácticas de lanzamiento indiscriminado de bombas, hizo volar de noche a los B-29 a baja altura, empleó las nuevas bombas incendiarias NAPALM, y las arrojó sobre las ciudades japonesas sin importar si eran blancos militares o civiles. Los mismos japoneses manifestaron posteriormente que, el daño causado por estas operaciones incendiarias fue tanto o peor que el de las posteriores bombas atómicas.
Los innovadores de la historia no siempre alcanzan el objetivo soñado, sin embargo, colocan los cimientos para el avance de la humanidad. Hoy en día, y con la ayuda de la tecnología, el lanzamiento de bombas se ha convertido en una técnica de escalofriante precisión.
Gladwell recoge un importante detalle. El lema de la Escuela Táctica: “PROFICIMUS MORE IRRETENTI” – “progresamos cuando no nos aferramos a las costumbres”. Esta es una guía para toda institución, gobierno y nación si desea progresar, hacer algo diferente ya que “haciendo lo mismo solo se obtienen los mismos resultados”[1]. Este libro es de recomendable lectura para mis colegas aviadores, y también para todo amante de la historia militar.
[1] Frase atribuida a Albert Einstein
SECUESTRADO POR SENDERO LUMINOSO

Velásquez, Jesús, LVD7 Productions. 2009
Libro testimonial del piloto de helicóptero Jesús Velásquez, exmiembro y piloto de la marina, contratado para trabajar en operaciones de explotación petrolera, quien fue secuestrado por las huestes de Sendero Luminoso, SL.
El piloto cuenta los acontecimientos que llevaron al secuestro de dos helicópteros Bolkow 105, pertenecientes a la Fuerza Aérea del Perú, que operaban para empresas petroleras y que, debido a la escasez de pilotos militares, tuvieron que contratar a pilotos civiles, algunos de ellos también exmilitares. El autor cuenta de la sorprendente relación de la empresa empleadora Halliburton, que: «tenía un “acuerdo” con los 2 grupos terroristas que controlaban la región: el MRTA, y Sendero Luminoso. Este compromiso contemplaba que los terroristas los dejarían trabajar sin problemas, siempre y cuando la compañía no estorbara en los planes de la “Revolución”, y sólo se dedicaran a sus asuntos» (posición 138), confirmando las históricas sospechas de que algunas empresas transnacionales habrían pagado cupos, contribuyendo con los grupos terroristas que desangraron al Perú.
Los hechos se inician en el campamento de la MOBIL en la localidad de Barranca (río Biabo, provincia de Bellavista, San Martín), en donde la pacífica convivencia entre la empresa y Sendero Luminoso se deteriora debido a las quejas de los trabajadores que reclaman por los magros sueldos. Sendero Luminoso emplea los dos helicópteros contratados por la operación, como transporte para sus huestes y a la vez destruyen el campamento petrolero. Velásquez y sus compañeros soportan cinco días de agónica incertidumbre, debido a la sanguinaria historia del grupo terrorista. Sorprendentemente el autor sería liberado, pero tendría que crear una historia ficticia, que serviría para despistar a la inteligencia militar y de esa forma evitar dar la ubicación de la columna terrorista, ficción que debió de sostener durante más de un mes honrando el pacto que le salvó la vida.
Velásquez afirma que los senderistas le aseguraron de que Abimael Guzmán estaba vivo, aunque solo se trataba de un relato poco confiable —recién en 1992 la inteligencia peruana obtuvo pruebas de la existencia real de Abimael Guzmán—. Los senderistas le dijeron que eran apoyados clandestinamente por profesionales de todas las ramas, incluso, pilotos en retiro de la Fuerza Aérea; también se atribuyeron los asesinatos de Rodrigo Franco, Salaverry [Felipe] y el general López Albújar, crímenes atribuidos al otro grupo terrorista, el MRTA.
Otro dato interesante es que los terroristas le confesaron ser soldados licenciados de las FF.AA, que durante su paso por los cuarteles sufrieron abusos y maltratos, convirtiéndolos en jóvenes resentidos. Era la época en que existía el servicio militar obligatorio. Los militantes de SL tenían nociones muy primitivas de la ideología maoísta, porque uno de ellos afirmó que, “tenían tres fases en sus sanciones” y menciona la primera como “la lucha en dos líneas”, concepto maoísta referido al enfrentamiento ideológico (y de clase) en el seno de las organizaciones comunistas y no a un castigo personal específico. Es una pequeña muestra de que el problema ideológico de la izquierda nacional —y la derecha también— es la falta de profundización filosófica y política que constituye uno de los factores que producen militancias altamente fanáticas y prejuiciosas que llevan a inevitables extremos.
Otro aspecto muy interesante del escrito es que al autor describe con imparcialidad a los terroristas, no simpatiza con ellos; simplemente recoge los testimonios, las reglas de conducta, el trato que les dispensaron, y episodios de inesperada cortesía para con quienes ya se sentían condenados a morir. El autor logra humanizar a los monstruos de la mitología oficial y actitud que posiblemente le salvó la vida.
Este es un libro muy interesante, constituye un testimonio histórico que contribuye a entender un poco más las causas de la periódica violencia del Perú. Aunque, es posible que el libro y el autor podrían ser quemados en la hoguera del fanatismo, el radicalismo informativo y la ideologización política que se profundiza cada vez más en el Perú.