Quien hace arte, hace del mundo un lugar mejor.
En esta página expongo las imágenes que artistas y amigos me han permitido obtener en su trabajo, en su intimidad y en su proceso de creación. Mi mayor agradecimiento y homenaje para ellos.

LOS CHOLOS
Fabricantes de un universo musical
¿A que frecuencia vibran las cuerdas de un charango? ¿500, 550, 750 hercios?
El pequeño cuerpo de madera cordado nace en algún lugar de España. Durante la colonia es traído a América y encontró dulce cobijo entre indígenas manos. No, no es grande y potente como la guitarra; es pequeño y humilde como ellos.

¿1000, 1200, 1500 hercios?
Ingreso al teatro y ya se escucha el agudo y casi metálico bordoneo del charango. Punteo y rasgado de cortas cuerdas, crean melodías que me transportan a las alturas ¿Ayacucho?… posiblemente. En las manos de Ricardo García el charango es más que un simple ingenio vibratorio, es una forma de lenguaje, un poema musical que evoca las cumbres andinas y las coloridas danzas de sus habitantes.

¿2000, 2500, 3000 hercios?
La guitarra de Gomer Valverde da comienzo a un rítmico acorde de compás. El rasgueo acelera mientras el charango ingresa creando la ilusión final… ¡es un tren! Imposible captar la magia de la música del momento en mi medio de expresión: la fotografía, aunque intente con mucho ahínco.

¿4000, 4500, 5000 hercios?
¿Qué hace un chalaco volando instrumentos de altura? El amor a la música, el amor al arte de Ricardo lo impulsó a aterrizar en el centenario charango que, en sus portentosas manos, se vuelve el instrumento perfecto del amor.

Vassili Goytizolo comienza a soplar la quena uniéndose al dúo. ¿Cómo pudieron los antiguos peruanos crear un sonido así? los cinco mil años de Caral dan testimonio del posible nacimiento del nacional instrumento. La quena de Vasili suena dulce, pero a la vez melancólica. Quien sabe, su sonido podría haber definido el carácter del hombre andino. No es necesario hablar, escuchemos y disfrutemos del espíritu musical de nuestros compatriotas. La música tiende puentes y purifica el alma.

¿5500, 6000, 6500 hercios? ¿Qué proporción matemática definen las distancias entre los trastes y su relación con las notas musicales?…
Gomer deja su bella guitarra y levanta el bombo creando el ritmo, la alegría de la percusión, posiblemente, los primeros sonidos producidos por los humanos; y el público aplaude y goza.

No importan las respuestas a mis interrogantes técnicas , solo importa el bello sonido de la música que nos regala el trío. El popular cantante norteamericano Stevie Wonder afirmaba que: “La música es un mundo dentro de sí mismo, es un lenguaje que todos entendemos”. Si nos detenemos a entender y disfrutar la música del Ande, es posible que logremos tolerarnos en nuestra diversidad, ya que como afirmó un irlandés llamado Paul David Hewson, a quien el mundo conoce como «Bono»:
“La música puede cambiar al mundo porque puede cambiar a las personas”.

Antonio Huamaní
El arte de la madera hecha sonido
La garlopa muerde el fino ébano del diapasón. Con mano firme y confiado en su vasta experiencia, el luthier efectúa la delicada maniobra. Con suaves y rítmicas pasadas, la afilada hoja afeita pequeñas virutas del costoso ébano. No hay mucho lugar para el error.


Atravesamos una pesada puerta hacia un amplio espacio colmado de maderas y máquinas, es la catedral personal de Antonio Huamaní. Es un privilegio capturar la vida de un artista, si esto implica rodearme de madera aún mejor, debido a mi especial relación con ella. El taller del luthier es la mezcla perfecta. Tener el privilegio de observar la creación de un instrumento musical es como un retorno al pasado, una máquina del tiempo que nos alivia del mundo superficial e instantáneo.


Transformar finas tablas de centenaria fibra en aparatos de sublime belleza, requiere el mayor cuidado, altísimas y exclusivas habilidades (no hay dinero para adquirir estos conocimientos) y una pasión que sobrepasa lo conocido. Las manos del artista empuñan con exquisita seguridad los afilados aceros de las herramientas, básicas, pero perfectas.


La sierra de cinta llena el templo con su potente ulular, es difícil hablar. Los rápidos dientes de la larga hoja desgarran la madera del cuerpo de la guitarra guiada con precisión —en mis manos de aficionado constituiría un absoluto desastre— pienso. El corte sigue el contorno del trazo a lápiz y el cordófono toma otra forma, más femenina, más sensual. La música también es imagen, forma, tacto. Cada instrumento está destinado a crear sonidos y también admiración.


La música empieza en estos profanos altares de la madera denominados banco de carpintero, donde el experto luthier va cortando, uniendo, encolando, cepillando, lijando, pintando y puliendo. Cajas, mástiles, clavijeros, volutas, diapasones, cordales y puentes, nacen mediante un proceso similar al del escultor: eliminar el material sobrante. Entonces, un luthier es diseñador, escultor, pintor, músico y también… carpintero.




El cliente solicita, brinda las pautas para su musical deseo, prueba, dirige —no exige—. Como en toda buena catedral, aquí hay paciencia, armonía, como los sonidos que estos instrumentos producirán algún día. Todos saben que lo bueno demora. ¿Deseas algo rápido? Para eso están las tiendas. El verdadero maestro busca algo a la medida de su arte y sabe que toma tiempo.


Quedo agradecido con Antonio Huamaní y sus colaboradores, espero poder regresar y continuar con este ensayo gráfico y disfrutar del calor del fuego de su incomparable arte.
Gracias por la iniciativa estimado Ludo.



Vanessa Cruzado
El mundo etéreo y sublime del color
¿Cómo se puede plasmar la imagen de un sueño? ¿Acaso soñamos en colores? ¿en blanco y negro?


Vanessa es una artista con la particular capacidad de intuir las respuestas del misterio más profundo de nuestras almas, el misterio de lo natural y de lo oculto. Su descubrimiento queda plasmado en los trabajosos lienzos que crea, que abraza, que medita profundamente. Vanessa es la sublime creadora de oníricas formas, de primorosas, de sensuales curvas.

Vanessa también crea arte para la moda, el diseño de prendas imaginarias y reales, habilidad que inculca a los centenares de jóvenes que tuvieron el privilegio de aprender de ella.



Vanessa es un trabajo en proceso, es mi propio lienzo en blanco en el que espero plasmar más de sus obras, seguir aprendiendo de su sabiduría y continuar disfrutando de nuestra larga y bella amistad.
